Antiguamente la mayoría de la gente la conocía por diversos nombres como “mímica”, “lengua gestual”, etc. Sin embargo, estas denominaciones tenían cierto carácter peyorativo, y no reflejaban la verdadera naturaleza de la Lengua de Signos.
Nombre con el que se conoce actualmente en España a la lengua que utilizan las personas Sordas profundas e hipoacusicas en su comunicación.
El lingüista americano William C. Stokoe (1919-2000) perteneciente al departamento de lingüística de Gallaudet College Washington realizo unas investigaciones sobre la lengua de Signos Americana (ASL) y confirmo que esta tiene los mismos niveles lingüísticos que cualquier lengua oral, aunque de carácter viso-espacial-manual y no secuencial, pudiéndose así ser considerada como un verdadero idioma, con vocabulario, sintaxis y capacidad para generar un número infinito de proposiciones. Manteniendo que cada seña constaba de tres elementos independientes (posición, contorno de la mano y movimiento)
“Cuando muere un idioma, muere con él un enfoque total -un enfoque como ningún otro- de la vida, de la realidad, de la conciencia. Tiene lugar una disminución irreparable en el tejido de la creatividad humana”.
George Steiner (en su discurso de entrega del premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2001“No hay una lengua pequeña”)
Y así como cada país tiene su propia lengua, las lenguas de signos no son universales, y cada país tiene su propia lengua de signos. Cualquier lengua ya sea oral o signada surge por las necesidades que los seres humanos tienen de comunicarse, son las distintas comunidades de usuarios los que van creando estos sistemas a lo largo de la historia. Incluso en España podemos hablar de LSE (Lengua de Signos Española) y LSC (Lengua de Signos Catalana)
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